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Riesgos de los rellenos dérmicos permanentes: Lo que todo médico y paciente deben saber

  • Foto del escritor: IAME
    IAME
  • 14 oct 2023
  • 3 Min. de lectura

La promesa de resultados duraderos en medicina estética puede sonar atractiva, tanto para médicos como para pacientes. Sin embargo, cuando hablamos de rellenos dérmicos permanentes, es necesario poner sobre la mesa los riesgos reales que estos productos implican.


Aunque en el pasado se promovieron como una solución definitiva para el rejuvenecimiento facial, hoy en día su uso ha disminuido drásticamente en clínicas serias y actualizadas, debido a las múltiples complicaciones asociadas y a la dificultad para revertir sus efectos.


¿Qué son los rellenos permanentes?

Son sustancias sintéticas no biodegradables que se colocan en los tejidos para generar volumen de forma supuestamente definitiva. A diferencia de los rellenos temporales como el ácido hialurónico, que se degradan progresivamente por el cuerpo, los permanentes permanecen encapsulados o integrados en el tejido por años o incluso de por vida.


Los más conocidos incluyen:

  • Polimetilmetacrilato (PMMA)

  • Siliconas líquidas

  • Poliacrilamida

  • Biopolímeros (de origen incierto o ilegal en muchos casos)


¿Por qué son peligrosos?


  1. Migración y deformidad con el tiempo: El rostro humano envejece, lo que hoy está en su sitio, mañana puede cambiar. Los tejidos se reabsorben, la grasa se redistribuye, los músculos pierden tensión. El relleno permanente no se mueve con el rostro: se queda donde fue puesto.Eso produce asimetrías progresivas, bolitas visibles, irregularidades o incluso migración hacia zonas vecinas (párpados, ojeras, labios).


  2. Inflamación tardía o granulomas: Años después del procedimiento, pueden presentarse reacciones inflamatorias crónicas, infecciones subclínicas, fibrosis o formación de granulomas que deforman la zona y requieren cirugía.


  3. No se pueden disolver: A diferencia del ácido hialurónico que puede corregirse con hialuronidasa, los rellenos permanentes no pueden eliminarse con medicamentos. La única solución muchas veces es quirúrgica, con riesgo de cicatrices, daño a estructuras o resultados insatisfactorios.


  4. Complicaciones vasculares: Si bien la mayoría de los eventos de necrosis vascular se relacionan con rellenos mal aplicados, el riesgo se multiplica con sustancias no reabsorbibles, ya que un émbolo de relleno permanente puede provocar necrosis masiva o ceguera irreversible.


  5. Problemas legales y reputacionales: Muchos de estos productos no cuentan con registro sanitario, y su uso puede generar consecuencias legales, además de demandas por parte de pacientes que presentan complicaciones a largo plazo.


¿Por qué algunos médicos aún los usan?


  • Costo bajo: muchos productos ilegales o de baja calidad se ofrecen a precios muy bajos.

  • Falta de actualización: algunos profesionales no están al tanto de los riesgos actuales o siguen protocolos obsoletos.

  • Resultados inmediatos visibles: el volumen que ofrecen puede ser impactante al inicio… pero a largo plazo, el daño supera al beneficio.


¿Qué hacer si ya tengo un relleno permanente?


  1. Lo primero es acudir con un profesional calificado, idealmente un médico estético con experiencia real en el manejo de complicaciones y formación académica sólida. Su objetivo será evaluar el caso de forma personalizada y optimizar la calidad de los tejidos, buscando minimizar secuelas a largo plazo como fibrosis, cicatrices o nódulos.


  2. Posteriormente, se recomienda realizar una ecografía facial de tejidos blandos, preferentemente por un radiólogo certificado y con experiencia en medicina estética, que permita identificar la localización, cantidad y características del material infiltrado.


  3. En la mayoría de los casos, la solución definitiva implica la resección quirúrgica del material y la reconstrucción estética de la zona afectada. Este procedimiento debe ser valorado y realizado exclusivamente por un especialista en cirugía plástica y reconstructiva, a quien deberá referirse el paciente.


  4. Después de la cirugía, el paciente puede ser contrarreferido al médico estético para complementar el tratamiento con terapias que favorezcan la buena cicatrización y mejoren la calidad cutánea.


  5. El abordaje debe ser interdisciplinario, con participación conjunta de médicos estéticos, cirujanos plásticos y radiólogos, adaptado a las características clínicas de cada caso.



Se debe evitar el uso de rellenos dérmicos sin conocer con certeza el nombre del producto, registro sanitario, número de lote, fecha de caducidad y ficha técnica.La prevención sigue siendo la mejor herramienta.



 
 
 

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